La explotación de sus antiguas minas, abandonadas actualmente y que son también un importante atractivo turístico, tuvo su mayor auge a fines del siglo XIX e inicios del XX.
Tal es el caso de lo que hoy son los restos de una enorme construcción de ladrillos rojos que fuera en su tiempo la hacienda propiedad del norteamericano Alexander Robert Shepherd, quien fuera llamado -El Magnate de la Plata-, debido a la enorme fortuna que -se dice- ganó como dueño de las más productivas minas de Batopilas.
Shepherd fue gobernador del Distrito de Columbia en Estados Unidos y quedó fascinado, por lo que en 1880 hizo traer a su familia y a lomo de mula, llevó hasta al sitio pianos, vajillas finas, bañeras de porcelana y todo lo necesario para amueblar su hacienda, en donde vivió feliz y cómodamente por más de 30 años.
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