Zona arqueológica 40 casas
Estas casas acantilado, son ya por decreto de la UNESCO un patrimonio de la humanidad por la importancia antropológica y arqueológica que...
Mata Ortíz saltó a la fama gracias al milagro de un encuentro entre dos seres humanos de extraordinarios: Juan Quezada Celado y Spencer MacCallum. El primero, un sencillo hombre de campo, el segundo un profesor de Antropología. Juan Quezada redescubrió de manera autodidacta la técnica ancestral de la elaboración de cerámica con la técnica de los antiguos. Spencer descubrió en el alfarero en ciernes a un amigo, a un artista generoso, genial y humilde.
Todo inició cuando Spencer encontró una pequeña olla de barro en una tienda de segunda mano en Nuevo México. El señor MacCallum pensó que era arte antiguo por la técnica que se apreciaba en la hechura de la olla. Preguntó sobre el origen de la pieza y le informaron que las hacía un “muchacho” en México. Spencer quiso conocer al autor y se aventuró a buscar literalmente a una aguja en un pajar. El profesor encontró al “muchacho” y el resto es historia.
Como en todos los pueblos del área rural de Chihuahua la cocina es el punto de reunión de las familias, se cocinan los frijoles en olla de barro de manera lenta, se preparan las salsas de chiles verdes o rojas para aderezar las papas, la carne, el guiso y las tortillas de harina o de maíz.
El oficio de alfarero en Mata Ortiz es familiar. Casi todas las piezas son obras compartidas. Uno se especializa en buscar el barro en los cerros cercanos, otro se ocupa de darle forma pintarla y firmarla y seguramente otro más la pondrá en venta.